Vida de San Felipe de Jesús
- Jóvenes Elohim
- 5 feb 2019
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HISTORIA DE SAN FELIPE
San Felipe de Jesús nació en 1572 en la ciudad de México. Hijo de españoles emparentados con el célebre dominico Fray Bartolomé de las Casas, Felipillo, como le decían en familia, tuvo diez hermanos. Su padre, dedicado al comercio, a fuerza de empeño, logró hacerse de algunos bienes. Viajaba con frecuencia al puerto de Acapulco, pues compraba y vendía mercancías que llegaban a la Nueva España en las naves provenientes de las Filipinas, de China o de Perú.
Felipe no era que se dice un estudiante aplicado. Tampoco acababa de decidirse por dedicarse al oficio paterno. Consideró hacerse religioso y tomó el hábito de novicio en el convento franciscano de santa Bárbara, en Puebla, pero permaneció allí muy poco tiempo. Después, consideró convertirse en platero. Una vez más, el eco de las maravilla de oriente, del comercio de ultramar y la tentación de la aventura, le decidieron a embarcarse para las Filipinas en 1590. Pero allá sintió nuevamente el “llamado” de la vida religiosa, e ingresó en el convento, también franciscano, de Santa María de los Ángeles de Manila.
Dejó de ser Felipe de las Casas para transformarse en Felipe de Jesús. Hizo en Manila su año de noviciado, al cabo del cual hizo votos de pobreza, obediencia y castidad y profesó. En 1596, a petición de sus padres, se embarcó para la Nueva España con objeto de ordenarse en la ciudad de México, pues en las Filipinas no había obispo.
La ruta de Filipinas a Acapulco era larga y peligrosa.. El barco en que viajaba Felipe de Jesús, junto con algunos comerciantes y frailes franciscanos y agustinos, se desvió de la ruta y al cabo de mes y medio se dieron cuenta de que navegaban en las cercanías de Japón.
Una tormenta hizo que el barco zozobrara. Los náufragos llegaron a la isla de Shikoku, en octubre de 1596. Llegaban en mal momento. Algunas misiones jesuitas llevaban años evangelizando en tierras japonesas y la resistencia de los naturales había sido muy fuerte. Para cuando Felipe de Jesús pisó tierra nipona, no se admitía la presencia de extranjeros como no fuese con fines comerciales, y estaba claramente prohibido intervenir en las creencias religiosas locales.
La intervención malintencionada de comerciantes portugueses que coincidían en el lugar hicieron que los religiosos fueran encerrados en los conventos franciscanos de Kioto y Osaka, que después fueron rodeados por guardianes armados. Del convento de Kioto fue sacado Felipe de Jesús el 30 de diciembre de 1596 para ser enviado a prisión junto con los otros frailes.
Junto con un grupo de catequistas japoneses, se les llevó a Kioto, donde a todos les cortaron la oreja izquierda. Era ya enero de 1597. El día 8 se dio la orden de ejecutarlos en Nagasaki. En el trayecto, los frailes fueron objeto de humillaciones y maltrato. Llegaron a Nagasaki la mañana del 5 de febrero de 1597, donde se les martirizó y crucificó. El proceso de beatificación de los frailes y los catequistas empezó un año después, en 1598.
Informacion de:
Bertha Hernández en Crónica

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